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Los anuncios de televisión pretenden hacernos idiotas, lo cual consiguen en numerosas ocasiones. Un consumidor idiota gasta más dinero que otro que no lo es.
Pero, ¿qué mensajes nos transmite la TV?. Veamos unos cuantos:
“Cuida tu cabello o y parecerás más joven”.
Claro, parecer joven es importantísimo. No importa si tienes 40 años y eres hipócrita, irresponsable, egoísta, intolerante, etc.
“¿Tus pestañas tienen efecto 3D?”
Si, si. Efecto 3D, están revestidas de acero inoxidable y envasadas al vacío para mantener así todas sus propiedades, ¡no te digo!.
“El nuevo zumo con leche xxx tiene todas las vitaminas y sales minerales que tu cuerpo necesita”.
Mejor, así sólo tomo eso y me ahorro comprar y cocinar. Además tendré más tiempo para dar efecto 3D a mis pestañas, tener un cabello precioso y así parecer más joven.
“Con la crema reductora usada dos veces al día perderás peso rápidamente”.
Es decir, con un tubito de apenas 60 gramos me quitaré 4 kg. de peso, ¡menudo poder desengrasante!.. Muy bien, como peso 60 kg. tráeme a casa un tubo de tamaño familiar de unos 3,6 Kg. de crema y así desaparezco y hago realidad un sueño de mi infancia. Ahora bien, ¿cómo aparezco de nuevo?.
“Bebiendo leche xxx y una vida sana reducirás tu nivel de colesterol”.
Y teniendo una vida sana y sin tomar esa dichosa leche también reduciré mi nivel de colesterol y mis gastos, porque esa leche no es precisamente económica.
Años atrás anunciaban una y otra vez: “¡nuevo lavavajillas antibacterias!”, ahora ni lo mencionan.
¿Qué sucedió entonces?, ¿hubo una epidemia de bacterias y ya fue exterminada?, ¿era, tan sólo, una excusa para reducir el coste de producto y aumentar el precio para, así, obtener más dinero?.
“Compra nuestro caldo casero, es como el que hacía tu abuela”.
Dos apuntes. Primero casero no es lo mismo que fabricado, uno se hace en casas y el otro en fábricas. Y segundo, mi abuela no añadía conservantes y estabilizantes artificiales a sus caldos.
Tú decides si quieres ver o no publicidad, porque ¿tú decides?.
Hemos podido presenciar que el contenido de esta pagina resulta realmente cierto y espectacular. la publicidad es consideradamente engañosa y todos los elementos presentados anteriormente son totalmente estupendos.
Bely y Carmen, el problema es que se subestima el peligro que tiene estar expuesto mucho tiempo a la publicidad.
Sin duda es un tema interesante y que, desde varios puntos de vista, se tratará más adelante en varios artículos.
Saludos y espero que otros artículos también os resulten de interés.
No sé si realmente “subestimamos el peligro que tiene estar expuesto mucho tiempo a la publicidad” ó subestimamos (más bien tememos las “posibles consecuencias” de) nuestra capacidad para decir NO QUIERO dejarme influir por lo que me dicen.
En publicidad, se juntan varios asuntos, aparte de los puramente económicos:
1. Conocen nuestras debilidades y cómo manipularnos para lograr sus objetivos.
2. La publicidad está hecha por personas que, como muchos de nosotros, no están libres de prejuicios, falsos mitos, ...
Esas “posibles consecuencias” pueden ir desde creer que no seremos nada sin eso que anuncian hasta no soportar las críticas de los demás si no cedemos a ello. Todo esto, lejos de ser real, es producto, una vez más, de una baja autiestima, con lo que nuestra lucidez para la toma de decisiones está considerablemente mermada.
Reconozco por mí mismo que no siempre es fácil no dejarse seducir por “los encantos publicitarios”, pero es posible. ¿El secreto? PASAR DETERMINADOS MIEDOS POR LA REALIDAD Y OBSERVAR LO QUE VERDADERAMENTE PASA. No siempre es como lo imaginamos.
Me explico, la publicidad la subestimamos por lo siguiente:
Las personas no tendemos a comprar lo que vemos o escuchamos en anuncios publicitarios, nueve de cada diez productos publicitados fracasan. Sin embargo, la publicidad cambia los valores de las personas, pues forman parte del entorno e influyen igual que otros elementos de mismo.
Varios estudios neuropsicológicos lo avalan. Ésto da para uno o más artículos y así se hará.
Además, Jesús también estoy de acuerdo contigo en los dos puntos que comentas.
Aunque es cierto lo que dices que “la publicidad cambia los valores de las personas”, pienso que más bien “permitimos” (puede que inconscientemente) que nuestros valores cambien y eso lo saben bien los publicistas. Si no permitimos esos cambios, los publicistas tienen poco ó nada que hacer al respecto.
Creo que estamos de acuerdo. Sólo matizo entre lo que aparenta y lo que creo que verdaderamente es. El resultado final es un engranaje en el que encaja a la perfección cada pieza con las de su lado.
Es como el Yin y el Yang. El uno da lugar al otro y conviven en perfecta armonía, en simbiosis. Uno no puede existir sin el otro.
La publicidad se alimenta con nuestras debilidades. Nuestras debilidades se ven compensadas (sólo en apariencia) con la publicidad y lo que nos ofrece.
Está claro que las personas permiten que la publicidad cambie sus valores ya que se exponen demasiado a ésta, sin embargo, es una utopía que todas las personas no permitamos dicho cambio. Es como estar informados para evitar que nos engañen: una persona no puede saber de todo.
Para disminuir el impacto social que tiene la publicidad en los valores de cada país, debe ser los gobiernos de los mismo quién lo impida. Es como si estuviese permitido robar y fuese el ciudadano quien debe evitarlo. No obstante, sucede que exigir al gobierno que defienda nuestros derechos también parece ser una utopía.
Tu frase “La publicidad se alimenta con nuestras debilidades. Nuestras debilidades se ven compensadas (sólo en apariencia) con la publicidad y lo que nos ofrece” me parece muy acertada.
Es cierto esto que dices, sin embargo, lo que propones atenta contra la libertad de expresión y la libre competencia. La solución es más compleja de lo que parece.
Sin embargo, una cierta sensibilización a los consumidores, creo que sería beneficiosa para todos y estoy seguro de que la publicidad encontraría otras formas de ofrecernos sus productos ó ideas más saludables.
Seguramente, también fuese necesario una cierta conciencación para los publicistas que, en mi opinión, no tienen. Son tan personas como nosotros, aunque no lo parezca y creamos, en su lugar, que son unos desalmados.
Una vez más, esta es la postura fácil: “Culpar a los demás de nuestras propias debilidades para no hacernos responsables de ellas”. La conciencación a los consumidores iría en la línea de abandonar esta postura y hacernos responsables de nuestras propias decisiones.
Confieso que yo también opino que se podría regular un poco lo que se permite en publicidad y lo que no, pero no creo que sea tan fácil. Es una pena.
Jesús, que se cumplan las medidas de control, que protegen a la ciudadanía, no atenta contra la libertad de expresión. Ya existen medidas de control, pero no se cumplen. Se supone que los productos pasan por un control sanitario y se impide la falsa información en los anuncios, por mencionar algunas de estas medidas. La vara de medir de los gobiernos son las desgracias, y cuantas más personas mueren más importante es el problema.
Respecto a “culpar a los demás de nuestras debilidades”, hay muchas cosas que se escapan a la voluntad humana, aunque éste es un tema más complejo que el mencionado en este artículo que sólo muestra unos ejemplos de eslóganes publicitarios que carecen de sentido.
Es precisamente por todo esto que dices por lo que pienso que verdaderamente, “la solución es más compleja de lo que parece”.
Tienes muchísima razón de que hay medidas que se incumplen y las consecuencias llegan a ser terribles. Está claro que algo más se debería hacer al respecto.
Lo que no termino de compartir contigo es que, respecto a “culpar a los demás de nuestras debilidades” sea algo que se escape a nuestra voluntad (al menos así lo he entendido). Una cosa es que no lo sepamos ó que no conozcamos la alternativa, lo cual también es cierto en muchos casos, y otra cosa es que no estemos capacitados para ello.
Lo demás que digo, no es otra cosa que una opinión personal que creo que funcionaría, lo que no lo convierte en “la solución” sino en una solución posible.
En lo de “culpar o no a los demás de nuestras debilidades” resumo mi opinión actual:
1. Algunos comportamientos escapan de nuestra voluntad.
2. Otros comportamientos son debidos a la falta de información, tanto porque ésta no llega a nosotros, o porque no vamos nosotros a ella.
4. Las personas ignorantes e idiotas que se despreocupan por las consecuencias de sus actos, tendrán que ser responsables de los mismos.
3. Los derechos del consumidor en España deberían estar más protegidos y, además, asegurarse el gobierno de que se cumple la normativa actual.
Soluciones (utópicas o no):
1. Un cambio social.
2. Una mayor dedicación en los presupuestos anuales del gobierno a este tema y además mejorar la normativa actual (Una mínima multa no es suficiente).
3. Aumentar la difusión de los derechos y deberes del consumidor por parte de los servicios públicos (RTVE, por ejemplo).
...
Saludos Jesús.
Admito que es otra posibilidad.
Saludos, Cean.
Mas que las tonterías con las que se anuncian, lo peor y lo que más daño hace son los estereotipos que se presentan, de forma sutil, pero no tanto. Entre las mujeres se promueve la importancia del aspecto físico como cualidad fundamental en casi todos los anuncios (hasta en los de ambientadores para casa, donde ellas salen como si fueran a una boda, como mínimo). Entre los hombres se potencia el valor de la ambición, sólo hay que ver cómo aparecen ellos ahí, con traje, dirigiendose al trabajo, etc, incluso la propia velocidad que se confiere en su realización a algunos anuncios, parece que quiere dejarlo claro. También hay cosas muy dolorosas, como cuando se muestra a ellas como un apoyo para ellos, y sin una una vida propia y autónoma…. esto da para mucho más.
Sí, Aurelia. Los anuncios presentan unos estereotipos muy dañinos y, además, fomentan valores como la estética, el dinero, el poder, etc.
Buen aporte, Aurelia.
Yo siempre he seguido la norma de no creer en lo que la pulicidad dice, por que te dice lo que quieras que sepas del producto y no otras características que no quieren que sepas.
Buena apreciación ja.
No estoy de acuerdo con este documento.
Mis pequeños conocimientos de biologia me indican algo curioso. Es cierto que algunos productos disminuyen el colesterol. El Omega 3 es una sustancia que transporta las grasas y, por tanto, el colesterol (el que normalmente las transporta) disminuye, ya que hay otro que realiza su trabajo. En torno al resto de los anuncios, no mienten. Esta proibido por ley, pero si es cierto que hacen que las cosas más estúpidas nos parezcan imprescindibles. Por ejemplo, en el caso de las cremas antiarrugas. Estas si que evitan las arrugas, pero solo si son apaces de traspasar unas capas de la piel (rara vez lo consiguen) y que, cuando esto ocurre, a veces son perjudiciales. Tampoco dicen que para que estas cremas funcionen hay que aplicarlas antes de que aparezca la arruga.. Repito, los anuncios no mienten, pero hay que tener la suficiente autoridad como para darse cuenta de que se dejan muchas cosas sin decir…
Si nos ponemos quisquillosos, a todos los anuncios de TV o prensa se les pueden buscar y encontrar las cosquillas.
Es totalmente cierto que cada vez más la necesidad de vender humo por parte de muchas empresas que fabrican productos de consumo es acuciante. La presión social es enorme y hay productos que ya no pueden innovar más (la sopa de ajo ya está inventada). Pero en este asunto las empresas me parecen responsables de la tontería en una porción minoritaria.
¿La sopa de ajo ya está inventada? No lo he visto en menéame :D
No es cuestión de ser quisquillosos, si no de dar a conocer todas las estrategias que se siguen para embaucar a las personas. También debemos mirar por los demás, ¿cierto?
Saludos.
Yo estoy deacuerdo con este docuemnto principalmente la publicidad solo busca vender su producto sin ver las consecuencias,de los actos, sobretodo que se basan en estereotipos que son cosas que gente comun no puede llegar hasta ese nivel