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La muerte como moneda de cambio

por Cecilio Sánchez «Cean» | Se lee en 2,86 minutos | Comentarios
Si no hay muertos no es grave. Si los hay es grave. Si entre los muertos hay personas de mí país es muy grave. Y si se trata de personas de mi familia, entonces es gravísimo.

El dinero y la muerte son capaces de conseguir en las personas lo que la inteligencia que, supuestamente éstas poseen, no es capaz de hacer.

El atentado del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. logró que se considerase el terrorismo como parte de la globalización y no como un problema local en el que cada país debe luchar contra él individualmente.

El 13 de diciembre de 1992 la marea negra producida por el petrolero “Mar Egeo” en Galicia (España) sirvió para que el 19 de noviembre de 2002 sucediese lo mismo con el petrolero “Prestige”, también en Galicia. En 1992 España estaba gobernada por el PSOE y en 2002 por el PP, sin embargo, al no haber personas muertas en ambos desastres (en cambio, si murieron muchos animales y plantas), los políticos incompetentes de ambos partidos no trataron de impedir que un desastre como ese sucediese de nuevo.

Con los accidente de tráfico sucede algo similar. Hasta que en una curva peligrosa mal señalizada no se producen varios accidentes mortales, los políticos ni se preocupan ni se ocupan de solucionar el problema, tan sólo lo denominan “punto negro” de tráfico.

Otro ejemplo. Si una enfermedad afecta sólo a unos pocos miles de personas, ni los gobiernos ni las empresas farmacéuticas dedican tiempo y dinero alguno a la investigación de dicha enfermedad. A no ser, que entre esos miles se encuentre un familiar o una persona de la “alta suciedad” (está bien escrito: suciedad).

Para establecer la gravedad de un problema social se utiliza la muerte como unidad de medida:

  • Un accidente de tráfico que mueren 2 personas y otras 2 heridas parece más grave que otro donde no hay victimas mortales y “sólo” hay 6 heridos.
  • Un terremoto donde “sólo” mueren 100 personas es considerado de baja gravedad, aunque otros cientos de miles se quedasen sin hogar y heridas psicológicamente de por vida.
  • Un atentado con coche bomba sin daños personales es considerado como leve, aunque desde ese momento muchas personas sientan pánico de salir a la calle, tengan pesadillas nocturnas mientras duermen o sientan temor a oír cualquier ruido que se parezca al producido por la explosión del atentado.
  • El maltrato físico y/o psicológico de una persona a su pareja no se considera es grave si no acaba asesinándola.
Existen otros factores para establecer el grado de importancia de un suceso. Uno de ellos es la cercanía. Por ejemplo, si en Vietnam se estrella un avión con más de 100 pasajeros, en España quizá será noticia. Ahora bien, si 3 de ellos son españoles todo cambia: “en un grave accidente aéreo en Vietnam mueren 3 españoles”.

En libros y películas de ciencia ficción, un ataque extraterrestre pone en peligro la vida en la Tierra y los países se unen para luchar juntos y salvar a la humanidad del abismo. Será ciencia ficción, pero es bien real que las personas nos unimos sólo tras grandes desastres.

También en nuestra vida personal, prueba de ello es tras la muerte de una persona la familia se une, eso sí, hasta que la muerte pasa al olvido, lo cual sucede pocos días después. Igual que en política los desastres naturales se olvidan en el momento que los medios de comunicación dejan de considerarlo noticia.

Publicado el 6 septiembre 2005 | Temas: , | Tags: , ,
Acerca de Cecilio Sánchez «Cean»
Dicen que hago periodismo y que soy activista social. Retransmito en directo luchas sociales en Periscope, denuncio injusticias y defiendo diariamente los Derechos Humanos. Desde Murcia (España) para todo el mundo y las 24 horas del día en ceciliocean.es.

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Comentarios ( RSS)

  1. Iñaki    7 noviembre 2005, 16:55    # 000018

    Si mueren 3 personas en un accidente de tráfico, lo vemos en la TV y decimos “jo, qué tragedia!”. Si la siguiente noticia es que han muerto 34.000 en un terremoto en Pakistán, comentamos “jo, qué tragedia!”. La reacción no es proporcional, pero es que nuestro límite de reacción es bajo.

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